Cuando me acosté el viernes, (sabia que me tenía que despertar muy temprano el sábado), pensé que al otro día, 27 personas, entre técnicos y actores, iban a trabajar juntas. Esa jornada, cada área tenía que ser funcional a la otra. Y así se trabajó.
Mientras fotografía, con Carlos y Hernán armaban la puesta, TeTe y Mariana armaban el arte, Vanesa preparaba la ropa, Daniela y Fran coordinaban todo, Ale apuraba a todos, yo caminaba mirando como espectador cada cosa. Ensayo previo, los actores ya estaban en su posición, las cámaras, ( si 2 cámaras) también, el monitor prendido y conectado a una de las cámaras, arrancó el grueso de la película, a partir de ese día, faltarían casi 2 meses mas.
Ese día tuvimos exteriores y el trabajo junto con la distensión se hizo presente. A veces es raro ver a la gente trabajando feliz, uno, si se lo pone a pensar de manera racional, desconfiaría de gente que se despierta temprano y está mas de 12 horas trabajando, y en esas 12 horas, la alegría nunca desaparece, eso pasa mucho en los rodajes.
En esos 2 días, filmamos: exteriores de noche, con un frío atronador, estábamos todos muy abrigados, interiores de día, con la esc 9 de una complejidad alta.
El equipo trabajo prolijo, con el correr de las horas se veía el cansancio, ayudo mucho, que a pesar del frió, el día era despejado.
El domingo, a la noche, tiré el último corte, y todos aplaudimos. ¿Y porque aplaudimos?, es como en el cine, termina la película y la gente aplaude como si los actores o el director esta ahí, pero no están, creo que acá aplaudimos el trabajo de todos.
Cuando di la ultima mano, y dije el ultimo chau (con Fran y Ale no nos saludamos, ya que nos vemos todos los días), me acosté, muy cansado y me acorde de 2 cosas, la primera es que en 3 jornadas no hubo ningún problema y la segunda que habíamos terminado antes de lo previsto.
Y antes de dormirme, una palabra se me vino a la mente, sótano, no, no, perdón, sótanos...
Mientras fotografía, con Carlos y Hernán armaban la puesta, TeTe y Mariana armaban el arte, Vanesa preparaba la ropa, Daniela y Fran coordinaban todo, Ale apuraba a todos, yo caminaba mirando como espectador cada cosa. Ensayo previo, los actores ya estaban en su posición, las cámaras, ( si 2 cámaras) también, el monitor prendido y conectado a una de las cámaras, arrancó el grueso de la película, a partir de ese día, faltarían casi 2 meses mas.
Ese día tuvimos exteriores y el trabajo junto con la distensión se hizo presente. A veces es raro ver a la gente trabajando feliz, uno, si se lo pone a pensar de manera racional, desconfiaría de gente que se despierta temprano y está mas de 12 horas trabajando, y en esas 12 horas, la alegría nunca desaparece, eso pasa mucho en los rodajes.
En esos 2 días, filmamos: exteriores de noche, con un frío atronador, estábamos todos muy abrigados, interiores de día, con la esc 9 de una complejidad alta.
El equipo trabajo prolijo, con el correr de las horas se veía el cansancio, ayudo mucho, que a pesar del frió, el día era despejado.
El domingo, a la noche, tiré el último corte, y todos aplaudimos. ¿Y porque aplaudimos?, es como en el cine, termina la película y la gente aplaude como si los actores o el director esta ahí, pero no están, creo que acá aplaudimos el trabajo de todos.
Cuando di la ultima mano, y dije el ultimo chau (con Fran y Ale no nos saludamos, ya que nos vemos todos los días), me acosté, muy cansado y me acorde de 2 cosas, la primera es que en 3 jornadas no hubo ningún problema y la segunda que habíamos terminado antes de lo previsto.
Y antes de dormirme, una palabra se me vino a la mente, sótano, no, no, perdón, sótanos...
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